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Este injusto mecanismo de reajustabilidad que cada año nos imponen vía propuesta presidencial, se ha venido convirtiendo en una de las medidas de ajuste económico más recurridas por los países neoliberales, dependientes y subdesarrollados como el nuestro, para de este modo, ver cumplidas entre otras cosas, las expectativas de mayores utilidades para el gran empresariado, rebajando al mismo tiempo las remuneraciones de los trabajadores. Este año, al igual que en periodos anteriores, los casi 8 millones de trabajadores que hay en nuestro país, mantuvieron una actitud casi neutral frente al tema, permitiendo con ello, que el ejecutivo, el parlamento y los dirigentes de la CUT decretaran finalmente y sin mayor oposición, un paupérrimo reajuste de 4,2% nominal, obteniendo un reajuste real de 2,7%, es decir, $233 diarios.