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FABIAN CABALLERO.-
En la quincena de marzo, el directorio de la CUT convocó a su Consejo Nacional Ampliado. El objetivo era consensuar entre los asistentes los contenidos que “servirán” de debate para el congreso que se realizara en este mes de abril.
A dicho consejo, además de los 45 consejeros nacionales, sólo asisten los presidentes de confederaciones; federaciones y sindicatos nacionales. En cuanto a los dirigentes de base, se les está impedido asistir, aún cuando éstos están vinculados directamente con la realidad de los trabajadores.
El balance entregado en esa oportunidad por el presidente de la CUT adoleció de una serie de elementos políticos y económicos, situación que le permitió ocultar el estado de “calamidad” en que se encuentra la central y las organizaciones sindicales en general. El marco de referencia de su intervención oscilo en el “como” enfrentar a Piñera, y el “como” retomar el camino de las alianzas con la concertación. No existió en su discurso propuestas profundas ni planteamientos estructurales.
Sin dramatismo alguno, los dirigentes allí convocados, plantearon con toda naturalidad la necesidad de mantener los lazos con los partidos de la concertación, pues (según su lógica), ese era el camino más efectivo para mantener a firme las demandas de la CUT, dejando en el olvido el cúmulo de daños al patrimonio de los trabajadores causados por los gobiernos de la DC y el PS.
El resto de las intervenciones se constituyeron en abiertas ofensas a la inteligencia e intereses de los trabajadores, pues no existió en esa plenaria, voluntad alguna para orientar el debate a las verdaderas causas que originan la actual inoperancia y estancamiento de la central.
La militancia política de los máximos dirigentes de la CUT (Concertación-PC) les impone un marco limitado en cuanto al contenido a debatir, pues no pueden dejar en evidencia que ellos -al igual que sus partidos- son tan responsables de la paupérrima realidad con la que a diario debemos convivir los trabajadores y nuestras familias.
En definitiva, no fue posible (una vez más), que ese consejo acordara una posición firme y digna frente a los verdaderos temas que determinan y condicionan la insostenible situación de los trabajadores, tales como; los amarres constitucionales que impiden una democratización efectiva de la sociedad chilena; la propiedad privada de los recursos naturales, el avance despiadado de la economía neoliberal en todos los planos, los efectos y secuelas sociales acumuladas de las distintas crisis económicas; la implementación dosificada de la flexibilidad laboral, el insulto del ingreso mínimo, la estafa de las afps, y la ley de partidos políticos que impide la legalización de partidos obreros, entre otras.
Aún así, en medio del debate, surgieron por primera vez en años, nuevas voces de jóvenes dirigentes del sector público y privado, ligados al Movimiento de Trabajadores por la Base MTB, que se atrevieron a denunciar ahí, frente a todos, la colusión que ha existido por años entre la cúpula de la CUT y los gobiernos neoliberales.
Señalaron en esa asamblea estos jóvenes dirigentes, sobre la vergüenza y decepción que embarga al mundo de los trabajadores por el servilismo con que la central se ha puesto a disposición -en estos últimos veinte años- a los dictados del FMI, del Banco Mundial y el gran capital en general.
Con firme convicción, estos dirigentes del MTB, plantearon propuestas estructurales como única salida posible que haga frente al avance salvaje del gran capital en nuestro país. Temas fundamentales como una asamblea constituyente, la nacionalización de los recursos naturales, una ley electoral proporcional, la derogación del código laboral y la autonomía de la central frente a los gobiernos y partidos neoliberales, entre otras, fueron las iniciativas que estos dirigentes propusieron sin previo aviso a una asamblea que a esa altura mantenía un mediocre y enajenado debate.
Surgida esta irrupción de demandas tan inusual al oído habitual de los dirigentes de ese consejo, emergen también (inmediatamente) un grupo de dirigentes de la cúpula de la CUT ligados a sectores de la DC y el PC, tratando de contrarrestar y deslegitimar con desesperación -ante la evidencia expuesta-, las justas e incuestionables exposiciones de estos “atrevidos” y jóvenes dirigentes.
Con una violencia verbal inusitada, algunos dirigentes nacionales de la CUT, intentaron terminar con este “inédito” debate, solicitando a la mesa la censura de las intervenciones de estos “indomesticados” dirigentes, toda vez que sus propuestas se constituían en una abierta tendencia revolucionaria al interior de la CUT.
Fueron innumerables los datos y elementos de prueba que estos jóvenes dirigentes argumentaron para hacerse escuchar y dejar a pie firme una posición clasista y revolucionaria en ese consejo, y de paso enfrentar a una duma oligarca e intolerante de dirigentes nacionales que tienen en sus manos el destino de los trabajadores.
En la quincena de marzo, el directorio de la CUT convocó a su Consejo Nacional Ampliado. El objetivo era consensuar entre los asistentes los contenidos que “servirán” de debate para el congreso que se realizara en este mes de abril.
A dicho consejo, además de los 45 consejeros nacionales, sólo asisten los presidentes de confederaciones; federaciones y sindicatos nacionales. En cuanto a los dirigentes de base, se les está impedido asistir, aún cuando éstos están vinculados directamente con la realidad de los trabajadores.
El balance entregado en esa oportunidad por el presidente de la CUT adoleció de una serie de elementos políticos y económicos, situación que le permitió ocultar el estado de “calamidad” en que se encuentra la central y las organizaciones sindicales en general. El marco de referencia de su intervención oscilo en el “como” enfrentar a Piñera, y el “como” retomar el camino de las alianzas con la concertación. No existió en su discurso propuestas profundas ni planteamientos estructurales.
Sin dramatismo alguno, los dirigentes allí convocados, plantearon con toda naturalidad la necesidad de mantener los lazos con los partidos de la concertación, pues (según su lógica), ese era el camino más efectivo para mantener a firme las demandas de la CUT, dejando en el olvido el cúmulo de daños al patrimonio de los trabajadores causados por los gobiernos de la DC y el PS.
El resto de las intervenciones se constituyeron en abiertas ofensas a la inteligencia e intereses de los trabajadores, pues no existió en esa plenaria, voluntad alguna para orientar el debate a las verdaderas causas que originan la actual inoperancia y estancamiento de la central.
La militancia política de los máximos dirigentes de la CUT (Concertación-PC) les impone un marco limitado en cuanto al contenido a debatir, pues no pueden dejar en evidencia que ellos -al igual que sus partidos- son tan responsables de la paupérrima realidad con la que a diario debemos convivir los trabajadores y nuestras familias.
En definitiva, no fue posible (una vez más), que ese consejo acordara una posición firme y digna frente a los verdaderos temas que determinan y condicionan la insostenible situación de los trabajadores, tales como; los amarres constitucionales que impiden una democratización efectiva de la sociedad chilena; la propiedad privada de los recursos naturales, el avance despiadado de la economía neoliberal en todos los planos, los efectos y secuelas sociales acumuladas de las distintas crisis económicas; la implementación dosificada de la flexibilidad laboral, el insulto del ingreso mínimo, la estafa de las afps, y la ley de partidos políticos que impide la legalización de partidos obreros, entre otras.
Aún así, en medio del debate, surgieron por primera vez en años, nuevas voces de jóvenes dirigentes del sector público y privado, ligados al Movimiento de Trabajadores por la Base MTB, que se atrevieron a denunciar ahí, frente a todos, la colusión que ha existido por años entre la cúpula de la CUT y los gobiernos neoliberales.
Señalaron en esa asamblea estos jóvenes dirigentes, sobre la vergüenza y decepción que embarga al mundo de los trabajadores por el servilismo con que la central se ha puesto a disposición -en estos últimos veinte años- a los dictados del FMI, del Banco Mundial y el gran capital en general.
Con firme convicción, estos dirigentes del MTB, plantearon propuestas estructurales como única salida posible que haga frente al avance salvaje del gran capital en nuestro país. Temas fundamentales como una asamblea constituyente, la nacionalización de los recursos naturales, una ley electoral proporcional, la derogación del código laboral y la autonomía de la central frente a los gobiernos y partidos neoliberales, entre otras, fueron las iniciativas que estos dirigentes propusieron sin previo aviso a una asamblea que a esa altura mantenía un mediocre y enajenado debate.
Surgida esta irrupción de demandas tan inusual al oído habitual de los dirigentes de ese consejo, emergen también (inmediatamente) un grupo de dirigentes de la cúpula de la CUT ligados a sectores de la DC y el PC, tratando de contrarrestar y deslegitimar con desesperación -ante la evidencia expuesta-, las justas e incuestionables exposiciones de estos “atrevidos” y jóvenes dirigentes.
Con una violencia verbal inusitada, algunos dirigentes nacionales de la CUT, intentaron terminar con este “inédito” debate, solicitando a la mesa la censura de las intervenciones de estos “indomesticados” dirigentes, toda vez que sus propuestas se constituían en una abierta tendencia revolucionaria al interior de la CUT.
Fueron innumerables los datos y elementos de prueba que estos jóvenes dirigentes argumentaron para hacerse escuchar y dejar a pie firme una posición clasista y revolucionaria en ese consejo, y de paso enfrentar a una duma oligarca e intolerante de dirigentes nacionales que tienen en sus manos el destino de los trabajadores.
En el próximo congreso de la CUT, no hay otra salida para revertir el actual orden de cosas, que el condenar y exigir el término de la sumisión de la central al capital trasnacionalizado, desechando de plano el chantaje político de la concertación, y erradicando de raíz la desvergonzante y desclasada práctica de conciliar con la economía neoliberal.
(fuente MTB Movimiento de Trabajadores por la Base, Año 5 Nº17)
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SEMINARIO MODERNIZACION MUNICIPAL DESAFIO PENDIENTE
CARLOS BUSTAMANTE SALAS
Director ARMEFUM.-